Un huevo en la nieve.

Y alli estaba yo, es decir, Joram, encerrado en mi huevo de diamante. Un huevo azulado y muy brillante, casi pareciendo un trozo de hielo circular. El terreno en el que se encontraba era una zona cubierta de hielo y nieve, en lo alto de una colina. El ambiente era muy frio, justo como a mi me gustaba. Me encantaba el frio; era mi ambiente ideal. Aparte de que el sitio era muy tranquilo y silencioso, salvo cuando el frio viento se levantaba muy fuertemente.

Seguia a la espera de que llegara mi jinete. ¿Quien podria ser?

El huevo

Spoiler:

Llevaba un par de días cabalgando con mi yegua por aquella colina. El clima era increíblemente frío, y yo trataba de abrigarme en mi chaqueta larga y de color azul. Me bajé de mi yegua, ya que el terreno estaba cubierto no solo de nieve, sino también de hielo, y si tropezaba y se hería la pata tendríamos un problema.
Entonces vi un reflejo entre la nieve. En un principio creía que se trataba de hielo, pero vi que brillaba con fuerza y fui hasta allí llevando a mi yegua por las riendas.
Cuando me acerqué, descubrí que se trataba de un diamante azulado y muy brillante, de tamaño considerable.
Quizá otra persona hubiese pensado que se trataba de un diamante, pero había escuchado demasiadas historias como para no reconocer el huevo de un dragón.
Sentí euforia y a la vez me sentí sobrecogida. No sabía si yo sería una de los Jinetes que escuchaba en las historias, pero por probar...
Me agaché con cuidado junto al huevo y puse mi mano derecha sobre el huevo.